Hogeita hiru
Tanto para los abogados como para nosotros los pasantes, practicantes o como a ustedes les dé la gana llamar a los estudiantes de Derecho que trabajan en un despacho jurídico, los "tiempos" son un compañero constante durante la rutina cotidiana, aunque a veces los olvidamos, para mal. Su razón de ser es inseparable de nosotros: puesto que el sistema de cobro primario que tenemos tiene como eje el cobro de tarifa por hora, es preciso que registremos el tiempo que nos toma hacer cualquier cosa que represente trabajo en favor de un cliente o del despacho.
"¿Estás facturando?" me preguntó ayer Santiago, uno de los socios del despacho, mientras pasaba mis "tiempos", que registro primero a mano, en limpio a una hoja de cálculo de Excel. "¡Qué bueno!" siguió, "si no hicieramos otra cosa que facturar en esta oficina, no aspiraríamos al paraíso, porque ya estaríamos en él".
Se le olvidó decir que es más bonito cobrar y tener el dinero en tus manitas, que facturar y ver cómo le vas a hacer para que tus clientes te paguen. Pero eso es harina de otro costal.